Con un latido que me traspasó el pecho únicamente mis pies reaccionaron, y huí. Sí, huí, y ya no hay solución.
Era un sentimiento de desesperación mezclado con miles de pensamientos que como clavos puntiagudos machacaban mi mente, reflejándose en mi cuerpo cansado y frágil. ¿Qué había ganado con huir si mi conciencia, como un juez, ya me había condenado? Me había expulsado del mundo de las Conciencias Limpias entrando así en el Mar de la Intranquilidad, pasando por el Desierto de la Desesperación para acabar sumiéndome en un sueño profundo entre cartones en una cuidad grande e ingrata. Tan profundo que no me di cuenta de que mis manos estaban siendo esposadas con dureza produciéndome un agudo dolor. El agente de la ley me dijo:
-Muchacho, ha llegado el momento de que rindas cuentas con la Justicia.
Agaché la cabeza con resignación. No había opción. Había llegado el momento en el que sería justamente condenado.
Continuara..
Era un sentimiento de desesperación mezclado con miles de pensamientos que como clavos puntiagudos machacaban mi mente, reflejándose en mi cuerpo cansado y frágil. ¿Qué había ganado con huir si mi conciencia, como un juez, ya me había condenado? Me había expulsado del mundo de las Conciencias Limpias entrando así en el Mar de la Intranquilidad, pasando por el Desierto de la Desesperación para acabar sumiéndome en un sueño profundo entre cartones en una cuidad grande e ingrata. Tan profundo que no me di cuenta de que mis manos estaban siendo esposadas con dureza produciéndome un agudo dolor. El agente de la ley me dijo:
-Muchacho, ha llegado el momento de que rindas cuentas con la Justicia.
Agaché la cabeza con resignación. No había opción. Había llegado el momento en el que sería justamente condenado.
Continuara..